La navidad
es un ejército
de familias
cargando
bolsas
de supermercado
About Me
- Federico Araya
- Caucete, San Juan, Argentina
- Ha publicado los libros de poesía Todos estamos solos (2002), Las Paredes y el Vacío (2005), Los Decepcionados (Editorial Poderosa Lectura, 2012), Vengo de donde lloran las rocas (Poderosa Lectura, 2018) y Desarmadero (El Andamio Ediciones, 2019).Ha trabajado como tallerista de lectura y escritura en los Centros de Actividades Juveniles, mediador de lectura en el proyecto educativo Bibliorodante para el Ministerio de Educación de San Juan. Los poemas, Soy una casa y Postal fueron incluidos en la Antología Federal de Poesía, Región Cuyo Andino (2016). Algunos poemas de Los Decepcionados fueron publicados en la Antología Binacional El Tunel 2.0 (2017). Los Decepcionados se presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (2016) y en la Feria Internacional del Libro de La Habana. El cuento Hiviñas, fue adaptado para guion del cortometraje homónimo (1° Premio INCAATV, Festival de cortos Penca, 2016).
martes, 13 de diciembre de 2011
lunes, 12 de diciembre de 2011
FÁBRICA
Hace días que veo una chica
en la fábrica donde trabajo
arrinconada
pensativa
muda
mastica sus uñas
Tiene
los ojos
hinchados y cristalinos
Cuando nos dan un rato para descansar
todos se juntan en algún sector
y hablan de la tele
o cualquier otra cosa
pequeños grupos desparramados
en este gigantesco animal
que escupe engranajes
hablan
de cosas sin importancia
a la hora del descanso
Pero ella se va a su rincón
y mira hacia otro rincón
muy lejano
nadie se le acerca
a preguntarle nada
Acá nadie le preguntaría si se siente bien
o mal
Acá
nadie
pregunta
nada.
en la fábrica donde trabajo
arrinconada
pensativa
muda
mastica sus uñas
Tiene
los ojos
hinchados y cristalinos
Cuando nos dan un rato para descansar
todos se juntan en algún sector
y hablan de la tele
o cualquier otra cosa
pequeños grupos desparramados
en este gigantesco animal
que escupe engranajes
hablan
de cosas sin importancia
a la hora del descanso
Pero ella se va a su rincón
y mira hacia otro rincón
muy lejano
nadie se le acerca
a preguntarle nada
Acá nadie le preguntaría si se siente bien
o mal
Acá
nadie
pregunta
nada.
ALMUERZO FAMILIAR
a la familia tipo
in memoriam
Los cuchillos que chirrían en los platos
es casi todo lo que se oye entre nosotros
y la deglución de la carne
y la hornalla encendida al fondo
alguien pide sal
alguien pasa la sal
Los niños se miran entre sí
sabiendo que si se ríen
hay golpe en el cabeza
alguien pide soda
alguien pasa la soda
Mis ojos enfocan las moscas
que vuelan en la ventana
Un nudo avanza por mi garganta
pero no es la náusea
es la vida
alguien pide pan
alguien pasa el pan
Ella mira las agujas del reloj
y descascara el pan
las horas trágicas nublan sus ojos
que cubre con una servilleta de tristeza
Los otros
que completan esta mesa de duelo
aprietan la carne con sus mandíbulas
dientes cavando un campo minado
Comemos en silencio
pensando tal vez
que no nos aguantamos más
que deberíamos separarnos
antes de fin de año
La hornalla
que calienta la sopa
acaba de apagarse
yo la
dejaría así eternamente
Pero alguien
pide encenderla
Alguien lo
hace.
jueves, 8 de diciembre de 2011
OTRO POEMA DE ALGUIEN MIRANDO EL TECHO
Tirado en la cama
tengo sobre mí
el techo de esta casa de los 50`s
El techo está descascarado
se vislumbra el hierro de la viga
el color gastado de un ladrillo carcomido
islas de pintura desparramadas en un mapa de hormigón
viejas pinceladas de anteriores inquilinos
sepultados tal vez
o sobrevivientes en otras casas
Yo todavía no he pintado el techo
ni quiero hacerlo
está bien así
no tiene la monotonía blanca del orden
Puedo ver figuras en él
mujeres fragmentadas por ejemplo
en un rincón sus piernas
en el medio el humo de sus almas encendidas
más allá charcos de vino con el que se emborrachan
justo sobre mí hay ojos mirando la tranquilidad
de mis días
Si enmarco alguna parte del techo
podría obtener piezas de algún museo de arte contemporáneo
sin sangre ni locura
Por eso prefiero no enmarcar nada y mirar el techo
tal como está
un mapa de hormigón
islas con horizontes de grietas
mujeres levantándose entre las ruinas
del tiempo.
tengo sobre mí
el techo de esta casa de los 50`s
El techo está descascarado
se vislumbra el hierro de la viga
el color gastado de un ladrillo carcomido
islas de pintura desparramadas en un mapa de hormigón
viejas pinceladas de anteriores inquilinos
sepultados tal vez
o sobrevivientes en otras casas
Yo todavía no he pintado el techo
ni quiero hacerlo
está bien así
no tiene la monotonía blanca del orden
Puedo ver figuras en él
mujeres fragmentadas por ejemplo
en un rincón sus piernas
en el medio el humo de sus almas encendidas
más allá charcos de vino con el que se emborrachan
justo sobre mí hay ojos mirando la tranquilidad
de mis días
Si enmarco alguna parte del techo
podría obtener piezas de algún museo de arte contemporáneo
sin sangre ni locura
Por eso prefiero no enmarcar nada y mirar el techo
tal como está
un mapa de hormigón
islas con horizontes de grietas
mujeres levantándose entre las ruinas
del tiempo.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
UNA MÁQUINA QUE MARTILLA CLAVOS
Me preguntaste
cómo me sentía
Te dije
estoy bien
Pero sabías que mentía
me mirabas a los ojos y me lo preguntabas
y yo te mentía
Me preguntaste luego
Cómo anda el amor
El amor no anda
ya te lo dije cien veces
nos embaucaron con eso
Y te lo dije en serio
Pero supongo que no quisiste entenderlo
Ahora sos una mujer con estabilidad emocional
que ya olvidó los tiempos
en que todos golpeaba a la puerta
sólo por un buen polvo
De todas maneras rescato tus preguntas
Seguro las hiciste porque suponías
que yo no me sentía bien
que deseaba sacarme la ropa
y el pellejo
no ser más un hombre
colgarme de algún árbol durante la madrugada
al costado de una ruta sin tráfico
Y ahora que pienso en mi pellejo
colgado de un árbol
ahora que pienso en mí
creo que hubiera preferido ser otra cosa
tener otra existencia
ser por ejemplo una máquina que martilla clavos
en la línea de montaje de algún aserradero
donde los árboles
murieron hace tiempo
Sabías bien que tuve épocas complicadas
Me viste crecer en una ciudad apática y opresiva
Se fueron amigos de mi barrio y del país
Anduve años buscando un horizonte
que el mundo quemó décadas atrás
Me fui y deambulé por ahí
Conocí bellas mujeres que cruzaron como saetas
por mi alma
Por eso
cuando me preguntaste
cómo te sentís
debería haber respondido
que me sentiría bien siendo una máquina que martilla clavos
en la línea de montaje de un aserradero
donde los árboles murieron
hace tiempo
y ya no tienen pulsaciones
y ya no vuelcan la savia
y ya no guardan la sombra de las hojas
Ser una máquina sin señales de vida
martillando
cosas sin vida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)